Mindfulness e interocepción: el arte de habitar y escuchar al propio cuerpo

Mindfulness e interocepción: el arte de habitar y escuchar al propio cuerpo

Columna de opinión del Lic. Martín Reynoso, Director de Posgrados UF.

Aprender qué es la interocepción y de qué manera trabajar sobre ella permite mejorar la autoregulación emocional y cuidar la salud. La explicación del psicólogo Martín Reynoso.

Interocepción significa, literalmente, “percepción interna” de nuestro cuerpo. Es la capacidad que cada ser humano tiene de estar en conexión con las distintas sensaciones internas del mismo. Ahora bien: ¿es importante tener un buen nivel interoceptivo? ¿para qué?

Lo que la ciencia viene estudiando últimamente es que poder reconocer las sensaciones de músculos, órganos, piel, etc, puede ser saludable para las personas y un buen indicador de actitud conciente, y por ende, de autocuidado.

Se sabe que en algunas patologías como los infartos cardíacos, la persona ignoró o no pudo reconocer sensaciones en el pecho que pueden ser la antesala de un posterior evento nocivo.

Por lo tanto, si aprendemos a discernir las señales de nuestro cuerpo, seguramente podremos proceder más saludablemente en nuestra vida cotidiana.

De todas formas, hay una calidad de atención interoceptiva que parece no ser positiva para nosotros: se trata de aquella que es hiperreactiva y alarmante, y que se presenta, por ejemplo, en algunos pacientes ansiosos.

Una persona muy ansiosa que ha tenido manifestaciones somáticas desagradables, como por ejemplo ataques de pánico, utiliza gran parte de su tiempo en atender de manera reactiva (hipervigilar) sus sensaciones corporales, temiendo sufrir otros nuevos.

Si bien tiene una interocepción aguda, ésta es también distorsiva, pues interpreta y potencia aquellas sensaciones que teme o no comprende.

Mindfulness e interocepción

La práctica de Mindfulness (atención plena) incluye un componente muy importante de atención a las sensaciones físicas (de la piel, viscerales, musculares, etc). En este sentido, agudiza nuestra capacidad de reconocer lo que nos está ocurriendo.

Pero, por otro lado, nos enseña a no reaccionar ante las sensaciones, ni siquiera a las desagradables o dolorosas. Mindfulness es ecuanimidad, es aprender a relacionarnos con cierta objetividad con todos los fenómenos que llegan a nuestra mente, y por ello nuestro entrenamiento con pacientes ansiosos consiste en ayudarlos a detener la mente reactiva, las interpretaciones y anticipaciones innecesarias.

Con los deportistas, nuestro trabajo en interocepción consiste en ayudarlos a reconocer sensaciones para discernir cuándo son normales o patológicas (anticipar daño de tejido muscular, por ejemplo), especialmente en momentos de mucho esfuerzo en el rendimiento competitivo.

En tal sentido, ayudamos a estos atletas a transitar el dolor en momentos claves (por ejemplo, hacia el final de la carrera a un maratonista) disminuyendo su impacto en la psiquis y pudiendo limitarlo para completar la actividad de competición. Esto es fundamental!

Finalmente, desarrollar interocepción es desarrollar el cerebro, especialmente un área llamada ínsula, que recibe muchas conexiones aferentes que nos indican sensaciones corporales. Lo que se está estudiando con seriedad es la posibilidad de que las conexiones sinápticas en esta zona se incrementen con la práctica de Mindfulness. Inclusive, un paper reciente nos habla de más sustancia gris en personas con práctica meditativa sostenida.

Por lo tanto, ¡a entrenar nuestro cerebro y cuidar nuestra salud!

Extraído de: BuenaVibra.es

 

 

 

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