ARTÍCULO DE DIVULGACIÓN – Licenciatura en Ciencias Biológicas

Biología e investigación en Universidad Favaloro: ¿Cómo ayudamos a restaurar partes del cuerpo?

Sí, suena a ciencia ficción: estamos trabajando y avanzando en la restauración de tejidos y órganos dañados. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de restauración de tejidos? Veamos, empecemos por contar que un tejido se conforma por  un grupo de células y los espacios entre ellas que cumplen una función en común. Cuando se daña la estructura o función de los tejidos o de partes del cuerpo, es posible recuperarlos mediante un proceso denominado restauración.

La restauración parcial o total de tejidos y de órganos ya es posible. Contamos con las primeras evidencias de que se puede hacer de manera segura en humanos. Existen intentos en órganos tan diferentes como músculos (entre ellos, el cardíaco) esófago, hiato esofágico  y pared abdominal. Se puede hacer también en vías urinarias inferiores, en tejidos vasculares y en tejidos máxilo-faciales, por nombrar algunos.

Soy bióloga y trabajo en investigación haciendo mi post doctorado en regeneración o restauración de tejidos en la Universidad Favaloro. Y quiero contarles qué hace una bióloga en este tema y qué se investiga desde la Biología en nuestra institución.

Nuestro grupo de trabajo, llamado “Laboratorio de Bioingeniería Esofágica y Matriz Extracelular”, se encuentra dentro del Instituto de Medicina Traslacional, Trasplante y Bioingeniería (IMETTyB), uno de los dos Institutos que posee la Universidad Favaloro junto con el CONICET. La investigación traslacional consiste en aplicar a la práctica clínica los conocimientos que se adquieren en el laboratorio de investigación, con el objeto de mejorar la asistencia médica. Trabajamos en áreas específicas de la salud humana, y abarcamos desde la investigación básica —la que se realiza sin un fin práctico inmediato sino para incrementar el conocimiento— hasta la utilización de estos conocimientos en el diseño de estrategias terapéuticas y diagnósticas transferibles al escenario clínico y al sector productivo nacional.

Actualmente coexisten varias líneas de investigación en desarrollo, con un equipo multidisciplinario, formado por investigadores y profesionales de diversas áreas, entre ellos médicos, cirujanos, bioingenieros, biólogos, veterinarios y personal técnico especializado. Algunos de nuestros proyectos incluyen la remodelación del tejido del esófago dañado, la reparación del hiato esofágico en una hernia hiatal o la reparación del pericardio (membrana que envuelve al corazón) post-cirugía cardíaca. La línea de investigación sobre el hiato esofágico es la más avanzada, y ya hay muchos pacientes que hoy se benefician de estas tecnologías.

En nuestro grupo nos dedicamos a investigar la reparación de tejidos “órgano-específico”, es decir, el efecto de la colocación de un andamio o malla biológica (degradable, bioabsorbible) en diferentes tejidos y órganos. Analizamos la manera en que esta malla provoca el estímulo para que cada órgano se repare en forma organizada y restablezca un tejido muy similar al que tenía antes de estar dañado.

Esas mallas o andamios están compuestos por una estructura propia de todos los organismos: la matriz extracelular, una red estructural que rodea y sostiene a las células dentro de cada tejido y que está formada por sustancias que “secretan” (vuelcan al exterior) las mismas células. Dentro de sus funciones normales está la regeneración del tejido dañado; por ello se la utiliza como “estímulo” para que el tejido dañado, ya sea por una cirugía, un accidente, una herida aguda o crónica o cualquier situación que requiera una reparación, pueda restaurar las propiedades que posee naturalmente. Las mallas se utilizan sobre todo para evitar las fibrosis (engrosamientos) que se forman cuando una herida cierra “por segunda” y para reforzar ciertos tejidos y ayudar a la reparación.

¿Cómo se estudia la reparación de cada tejido? Se analiza de qué tipo de células y de qué entorno celular está formado el nuevo tejido tanto a través de la observación macroscópica (a simple vista) como de la  microscópica (en microscopio óptico). También se analiza la biomecánica del tejido reparado. Nuestros bioingenieros han desarrollado un dispositivo que realiza “ensayos de tracción”: estiran el tejido hasta que éste se corta y van midiendo en tiempo real, mediante programas informáticos también desarrollados por ellos, la resistencia a la rotura de un pedacito de tejido reparado y su semejanza con el tejido original o nativo.

Es importante destacar que nuestro grupo fomenta y desarrolla la formación de profesionales en el área de la Medicina Traslacional. El Dr. Alejandro Nieponice, director del IMETTyB y de este grupo de trabajo, médico cirujano e Investigador Independiente del CONICET, tiene una extensa trayectoria en traslación de tecnologías desde el laboratorio a la aplicación clínica, ya que desarrolla sus actividades en ambos campos simultáneamente. El trabajo interdisciplinario con bioingenieros e investigadores permite potenciar la colaboración en áreas traslacionales.

Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿qué hace una bióloga en este tipo de grupos de investigación? Ni más ni menos que ¡investigar! Es decir, aplicar el método científico para producir nuevos conocimientos válidos de forma confiable. Desde proponer una hipótesis (proposición que responda a un problema con base científica) y probarla mediante experimentación, hasta recopilar y analizar los datos obtenidos en estos experimentos con el fin de demostrar si cada hipótesis planteada se cumple o no, y sacar las conclusiones correspondientes. En concreto: nos planteamos nuevas preguntas, diseñamos los experimentos para responder esas preguntas, luego los cirujanos operan, los bioingenieros realizan los ensayos de tracción, analizamos los datos obtenidos y sacamos conclusiones para verificar si esa pregunta puede ser respondida con los experimentos realizados. Y de esa manera avanzamos con los conocimientos.

Cuando me incorporé a este grupo de investigación logré reunir en un solo lugar y en un solo tema todas mis pasiones: la Biología, la investigación básica, la investigación aplicada, la cirugía, y lo más importante, contribuir a la sociedad de dos maneras: ayudando a generar conocimientos que luego se transforman en un beneficio para los pacientes y divulgando estos avances a la comunidad. Porque si la ciencia se queda encerrada en los laboratorios o sólo se da a conocer en los círculos de especialistas, pierde uno de sus pilares más importantes: que la sociedad, en su conjunto, pueda apropiarse de esos conocimientos.

Espero que les haya gustado leer este artículo tanto como a mí me gustó escribirlo. Ahora vuelvo al labo y, ¡sigo investigando!

Dra. Natalia L. Amigo (Doctora en Ciencias Biológicas)

Becaria Postdoctoral CONICET

IMETTYB-Universidad Favaloro-CONICET