El especialista comentó que gracias a su participación luego de los accidentes nucleares más grandes de la historia, pudo estudiar sus implicancias para la salud.
Para ello, hizo estudios comparando los efectos de la radiación en personas que estuvieron presentes el día de los accidentes con otras que vivían en esos lugares pero “justo el día de la explosión no estaban en sus ciudades por diversos motivos”.
“Estudiamos el impacto de la radiación en ambos grupos y comparamos por ejemplo la incidencia de cáncer, y nos dimos cuenta de que todos tenían un 40% de posibilidades de contraerlo, sin distinciones”, explicó.
Y continuó: “Queríamos calcular qué proporción de cáncer había sido causada por la radiación y qué cantidad hubiera ocurrido de todos modos, y descubrimos que en un 90% de la gente que tuvo cáncer después de la bomba atómica, por ejemplo, no tuvo nada que ver la radiación”.
“En el otro 10% de personas que contrajeron cáncer pudimos detectar que sí había línea directa con la radiación, pero fue la minoría de los casos”, aseguró.
Gale destacó además que “todo lo que nos dijeron hasta ahora sobre los efectos devastadores de esos accidentes para la salud está extremadamente exagerado y es mentira”, ya que “no está demostrado que haya habido efectos genéticos, malformaciones o aumento de cáncer”.
“Sólo se detectaron unos 7.000 casos de cáncer de tiroides en niños, pero ninguno en adultos, ya que los pequeños son más susceptibles a esa enfermedad”.
El experto estadounidense aseguró que la radiación “vive con nosotros en niveles muy aceptables y muy poco viene de plantas nucleares, por lo que su efecto es trivial”.
“En la actualidad la mitad de la radiación a la que estamos expuestos proviene de los estudios médicos, como resonancias o tomografías”, graficó.
Por su parte Gregorio Jaimovich, jefe del Servicio de Trasplante de Médula Ósea del Hospital Universitario Fundación Favaloro y quien dirigió la jornada de la que participó Gale, destacó que “la generación de energía eléctrica mediante energía nuclear es más limpia y menos contaminante que si se genera la misma cantidad de energía quemando carbón o petróleo”.
“Definitivamente los efectos de la radiación sobre la salud han sido exagerados, y esto es lo que el profesor Gale ha venido a demostrar”, concluyó.
Extraído de: Mendoza Online