Tango y salud cardiovascular | Artículo del Dr. Peidro publicado en el sitio web de FCA
El ejercicio físico es una herramienta esencial para mantener la salud física y mental de las personas. Puede decirse que el ejercicio es medicina ya que está indicado como prevención y tratamiento de múltiples enfermedades. Las patologías cardíacas fueron las más estudiadas con respecto a los beneficios obtenidos con el ejercicio físico programado. Desde mediados del siglo XX diversas investigaciones demuestran que las personas activas, con práctica de ejercicios en forma regular, tienen una probabilidad alta de vivir más tiempo y con mejor calidad de vida. Por ejemplo, la probabilidad de un infarto de miocardio cae 38% en aquellos que realizan actividades físicas programadas.
El “problema” del ejercicio es que no está contenido en una tableta y esto hace que la adherencia a los programas sea baja. Es decir, muchas personas comienzan a ejercitarse y al poco tiempo abandonan con excusas diversas. Los profesionales de la salud debemos luchar contra este abandono y tratar de generar actividades divertidas que promuevan la salud y tengan más adherencia.
Con este objetivo en mente se realizó una investigación en la Fundación Favaloro publicada en la Revista Argentina de Cardiología que se llamó “Tango: modificaciones cardiorrespiratorias durante el baile”. Se investigó mediante pruebas de ejercicio con medición de consumo de O2 y potencia aeróbica las intensidades de ejercicio que requería bailar Tango. Se utilizaron los tangos “La cumparsita”, “Quejas de bandoneón” y la milonga “La puñalada”. Todos por la orquesta de Juan D’Arienzo. Se pudo demostrar que bailar Tango implicaba ejercicios a nivel de umbral anaeróbico y bailar milongas esfuerzos más intensos que superaban ese umbral. Todo esto fue aplicado a pacientes en rehabilitación cardiovascular que habían tenido un infarto.
Se observó que aquellos que participaban en las sesiones de Tango tenían más adherencia a los programas de ejercicio y las intensidades logradas con el tango eran similares a aquellas que promovían la salud cardiovascular. Por otra parte, otra característica especial del Tango es que posibilita la apoyatura coreográfica sobre la línea melódica sin necesidad de marcar regularmente el ritmo. Esto amplía más el espectro de ejercicios, pues permite jugar con el estímulo musical, tomarse licencias interpretativas y retomar el ritmo cuando uno lo desea.
Esta capacidad del tango de matizar, de mezclar cada uno de los elementos que forman la danza, lo torna de gran aplicabilidad como ejercicio adecuado en promoción de la salud y prevención primaria y secundaria de enfermedades cardiovasculares.
Este artículo tuvo gran repercusión internacional y fueron realizadas investigaciones con baile de Tango para otras enfermedades, más allá de las cardiovasculares.
En el libro “Con el corazón en el Tango” se detallan guías de actividades bailando Tangos a diferentes niveles de intensidad, con distintas orquestas y ritmos.
Como conclusión de todo esto, podemos decir que bailar tango en forma regular y programada es un excelente ejercicio que promueve la salud e interviene en la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
Para completar este informe, y a modo anecdótico, transcribimos un informe de la Academia de Medicina de Francia del año 1913:
“…desde el punto de vista de la educación física, el Tango tiene sobre todas las otras danzas creadas desde 20 años a esta parte, la ventaja de hacer trabajar más el cuerpo y los brazos, forzando las flexiones y las extensiones alternativas de la musculatura de la región lateral del torso, de los músculos de la región anterior del pecho con fuerte proyección de los hombros hacia atrás…”
“… de modo, pues, que, en adelante, los médicos franceses prescribirán a los niños débiles, para alternar con los baños de mar, tangos a toda hora…”